El programa Copérnico de la Unión Europea (UE)
ofrece numerosas aplicaciones para mejorar la adaptación de la agricultura al
clima, afirma a Efeagro el director de su servicio de Cambio Climático, Carlo
Buontempo.
Dicho servicio es uno de los
seis que conforman este programa
europeo de observación de la Tierra, que ofrece información
procedente de satélites y otras fuentes para poder realizar predicciones meteorológicas futuras.
«Solo podemos tomar acciones
significativas sobre aquello que sabemos, medimos y entendemos», asevera
Buontempo en una entrevista en la que destaca el trabajo de Copérnico como la
«piedra angular» de los esfuerzos de la UE por avanzar en los objetivos del
Pacto Verde Europeo.
Tras un verano marcado por la
gravedad de la sequía, los incendios forestales y las olas de calor en
numerosos países europeos, el director llama a poner esos fenómenos en el
contexto del cambio climático y entender «el riesgo de que este verano se
repita el próximo año o en diez años».
«Por eso necesitamos
información no solo para un grupo de académicos, sino en un servicio
sistemático» como el de Copérnico, a gran escala y abierto a todos, sostiene
Buontempo.
El servicio se encarga de
procesar una cantidad «tremenda» de datos sobre temperatura,
humedad, viento, superficie terrestre o sobre el estado del océano, del hielo y
de la atmósfera en cualquier punto del planeta, al tiempo que ofrece una
ventana para observar el estado actual de la vegetación o los recursos
hídricos.
Toda esta información tiene
un valor añadido para la agricultura, capaz de beneficiarse de los esfuerzos
del programa por ofrecer datos consistentes y de calidad en el tiempo.
«Solo teniendo esa precisión
en los datos podemos hacer comparaciones y ver si la sequía que hemos visto
ahora es como la de otros años», apunta Buontempo.
Asegura que el sector
primario está interesado en la información relacionada con las temperaturas y
las precipitaciones porque el crecimiento de las plantas depende mayormente de
esos factores y otros como el aumento de la luz.
Aplicaciones prácticas
Los datos básicos de Copérico
pueden, además, ser usados y personalizados por los servicios nacionales
meteorológicos, consultores o empresas privadas.
Buontempo insiste en que los
usuarios del servicio son muy diversos, desde un científico que escribe una
publicación hasta un inversor que necesita evaluar sus proyectos de
financiación.
En el terreno agrícola,
detalla que se está empleando la información para supervisar los cambios en la
maduración de la uva o el tiempo de cosecha en los viñedos; o para controlar
algunas plagas en el olivar.
Así se puede, por ejemplo, planificar la vendimia y adelantarla ante
el aumento de las temperaturas en Europa, lo que ha llevado a la Organización
Internacional de la Viña y el Vino a estudiar la introducción de variedades más
resistentes al clima.
«Las posibilidades son
enormes y no tenemos capacidad para todo, así que hacemos unos pocos casos de estudio
que muestren el potencial del servicio», comenta el director de Cambio
Climático, que cita un proyecto con información básica de los principales
cereales en el mundo.
En el mar Mediterráneo
también preocupa la temperatura del agua, que este verano ha estado cinco
grados más caliente de lo normal.
«Esto es muchísimo en
términos de energía almacenada y tiene un impacto significativo en la pesca o
la biodiversidad», subraya el responsable del programa europeo, que cita el
caso de la posidonia, una planta que no sobrevive por encima de los 30 grados.
Proyectos colaborativos
El año pasado, el servicio de Cambio Climático de Copérnico, implementado por
el Centro europeo de previsiones meteorológicas a plazo medio (ECMWF, por sus
siglas en inglés), firmó un nuevo acuerdo con la Comisión Europea que garantiza
su continuidad hasta 2028.
Buontempo señala que tienen
previsto ampliar sus actividades y la colaboración con otras instituciones,
como la que vienen realizando con el Centro Nacional de Supercomputación en
Barcelona.
También resalta la
realización de un «atlas climático» interactivo que permite actualizar la
información generada por el Grupo intergubernamental de expertos sobre el
cambio climático (IPCC), una forma «mucho más activa de analizar los datos» en
la que están trabajando con el Centro Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Cantabria.
Otra importante inversión a
partir de 2024 irá dirigida a la extensión de una lista de variables que
describen el clima del planeta, como aquellas relacionadas con la superficie
hidrológica, de gran relevancia para la agricultura por el impacto que tienen la
sequía o las inundaciones en la disponibilidad de agua. Belén Delgado. EFEAGRO.